Eduardo
González es uno de esos dibujantes que parece no hacer nada, pero, en realidad,
lo hace todo y muy bien. Su estilo, curtido en mil batallas, no ha parado de
evolucionar. Fruto de ello es la publicación por parte de la editorial Dolmen
del álbum Dentro de la noche (ver reseña en este mismo blog, publicada en enero
del pasado año 2012)
Por
todo y por su especial talante personal, alejado del divismo y el papanatismo
que suele rodear a muchos autores del mundo del fandom, le remití a Eduardo
González unas cuantas preguntas para conocer algún detalle más de su carrera
profesional.
La
primera pregunta es simple. ¿Cuál fue la razón que te llevó a elegir una
profesión tan dura y exigente como la de dibujante, en vez de ser político,
banquero o gigolo, profesiones mucho más tranquilas y mejor remuneradas?
El sufrimiento curte, da templanza, se desglosan del mismo una
serie de virtudes que no tenemos espacio suficiente para detallar. Lo de
banquero, gigoló y el resto de los simpáticos oficios que nombra es cierto que
me hubiesen dado dinero a espuertas, mujeres a tutiplén y comodidades sin
cuento, pero ¿qué son todas esas fruslerías comparadas con lo de la templanza y
todo lo que le decía al principio? ¿Eh? ¡¿Eh?!
Una
vez decidida la profesión, ¿cómo fueron los comienzos y con qué apoyos
contaste?
Empecé colaborando con algunos fanzines de la península con los
que contacte en mis viajes al Salón del Comic de Barcelona. Como vacas mirando el tren que lo llevaban
Gerardo Sanz y Nacho Casanova; 451º con
Jesús Saiz, Fernando Blanco, David López… Fue sobre el año 96 o 97, todos ellos
se han dedicado después en mayor o menor medida a esto. Entonces éramos solo
unos pipiolos intentando abrirnos paso en este mundo, algunos seguimos en ello,
pero sin lo de pipiolos.
También hice alguna historia corta para Azoth de
Camaleón Ediciones. Fue algo muy especial para mí. Camaleón fue el banderín de
enganche y la puerta de entrada al comic de una generación, la mía, que se
había quedado huérfana con la gran debacle de la industria de la historieta
española en los noventa. Allí llegaron todos los que señalé más arriba y
también Germán García, Bachs, Busquet, Monteys, Alex Fito, David Ramírez,
Adanti, Velarde, Fontdevila… Muchísimos
más, vamos, todos los que después han hecho historia en el cómic, tanto en
España como fuera. Recuerdo aquella sensación de libertad y creatividad
absoluta, aquella ilusión. Es bonito haber participado, aunque fuese de forma
casi testimonial, con aquellas pocas páginas. Es como aquello de “¡Yo estuve
allí!”
Sin embargo, lo que realmente supuso para mí la oportunidad de
dedicarme al comic de forma profesional fue la ocasión de dibujar tiras de
prensa para un periódico, La
Opinión de Tenerife, un par de años más tarde. Gracias a la apuesta de su, por aquel
entonces, director, Paco Pomares, un enamorado de la historieta, tuve la
oportunidad de dibujar tres tiras de prensa durante casi diez años
ininterrumpidamente; es decir, La
venta de Floro, que era diaria, con mi amigo Patricio Ducha a los guiones; Don y doña, semanal, con
guiones de Juan Luis Calero y Patri; y Becarios, también semanal
y de la que me ocupaba también de los guiones.
Fui muy afortunado todo ese tiempo. Siempre le estaré agradecido
a Paco.
Quienes
hemos leído, y disfrutado, con Becarios –lectura imprescindible para cualquier
estudiante universitario actual- tenemos claro lo crítica que es tu visión para
con la universidad. Sin embargo, ¿sigues pensado de la misma manera o crees que
se ha evolucionado, para mejor, en la formación artística académica?
Estoy bastante desconectado. Hace ya veinte años (¡Coño, veinte
años, ya! Soy un yayo…) que terminé los estudios, pero por lo que oigo, todo va
a peor a velocidad de crucero. En Bellas Artes hasta han quitado anatomía como
asignatura obligatoria ¿¿¿¡¡¡¡¡¡!!!!!!!??? Un disparate. El cuerpo humano es el
protagonista del 90% de la Historia del Arte.
Has
tenido la oportunidad de dibujar no una, sino dos tiras de prensa diarias, una
disciplina que pocos dibujantes españoles han podido cultivar, dada la escasa
tradición que hay en nuestros rotativos españoles. ¿Piensas que el formato
“tira de prensa” es bueno para que un artista logre aprender y evolucionar o,
por el contrario, crees que es un formato demasiado restrictivo?
Bueno, aprendes mucho en cuanto a sacar partido de las
herramientas de las que te puedes valer. La tira de prensa tiene unos
parámetros muy bien definidos y delimitados. Tiene límites físicos muy rígidos,
por lo tanto te obliga a sintetizar. En mis tiras, la ausencia de fondos me
obligaba a cultivar la gestualidad, las expresiones y el movimiento de los
personajes.
Una vez tuve que ser guionista en Becarios, pues a no abusar de los
textos, a ser claro… Es una gran escuela, sí, pero también es cierto que, como
me decía en cierta ocasión Jordi Sempere, la tira, debido a esa rigidez, lógica
por otra parte, te permite llegar hasta cierto punto. Necesitas, para seguir
evolucionando, probar otros formatos.
Otra
faceta que has cultivado es la caricatura. ¿Te gustaba desde siempre o fue algo
que vino dictado por las necesidades profesionales de aquel momento?
Absolutamente forzado por la situación. Nunca había hecho
caricaturas hasta que me cayó el encargo de hacer una de grupo… Eran
veintisiete (han leido bien) las de las candidatas a reina infantil del
Carnaval de Santa Cruz de Tenerife del año 2003, para el periódico de las
fiestas. Tenía dos días.
Cuando terminé me dio un aire.
Desde entonces no he dejado de hacerlas por un motivo u otro,
sigo aprendiendo y cada vez me gusta más. Pero es difícil, oiga.
Para
que no falte de nada, tu carrera como ilustrador también es extensa. ¿Con qué
formato te encuentras más a gusto y por qué?
Me gusta todo. Alternar todos esos formatos hace que no te
aburras. A fin de cuentas el dibujo es un juguete, cambiarlo de vez en cuando
es lo que tiene gracia.
Al
final, un proyecto tan personal como lo es “Dentro de la noche” logró ver la
luz. ¿Qué significó para ti verlo publicado?
Pues mucho. Quizás el más importante desde que me dedico a esto.
De alguna forma, más allá de los resultados comerciales, el hecho de haberlo
sacado adelante y verlo publicado y en la calle, le da sentido a todo. Era algo
que esperaba desde la primera vez que agarré la carpeta y me fui a buscarme la
vida entre salones y editoriales, hace muchos años. Es cumplir el sueño.
Desde
entonces, no has parado de viajar y de firmar ejemplares, aunque, por cierto,
el mío está sin firmar. ¿Cómo llevas las sesiones de firmas, entrevistas y todo
lo que rodea al mercado comiquero?
¡Déme su comic, hombre de Dios, y no solo se lo firmaré, sino
que le haré un machango bien bonito! Lo de firmas, entrevistas y todo eso que
nos rodea a la gente famosa (ejem…) lo llevo bien ¡De qué me voy a quejar! Que
alguien me pida una firma, un dibujo o, como es tu generoso caso, me haga unas
preguntas sobre mi insulsa vida me hace sentirme muy agradecido.
¿Habrá
segunda parte?
Pues no, vamos no me lo he propuesto, y eso es que hay más
historias, pero creo que hay que dejarlo aquí y pasar a otra cosa.
¿Qué
opinión tienes, después de tantos años en esta profesión, de la labor de los
salones de cómic a la hora de promocionar y ayudar a los autores que asisten a
estos encuentros?
En los salones te lo pasas bien, porque ves a los amigos,
conoces gente, sales por ahí, frecuentas la mala vida inherente a los tebeos.
Y eso.
Si
pudieras elegir ¿qué te gustaría hacer, además de terminar La Papelera?
Dormir un poco.
Si has
llegado hasta el final de la entrevista y se te ha quedado alguna cosa por
comentar –y no vale usar monosílabos, ni frases hechas- ahora es tu
oportunidad.
Siempre he querido decir “El perro de San Roque no tiene rabo”… Lo cual es una faena para el pobre chucho, me
veo obligado a añadir.
Y que muchas gracias, Eduardo. Te debo un Mcmenú.
Me ha encantado la primera frase, creo que define muy ben a Eduardo.
ResponderEliminarGran persona y mejor profesional. O al revés. O los dos, qué se yo... :)
El mejor del mundo mundial ..........y sobre todo "gran amigo".
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