Un aniversario es, por definición, un momento tanto para
felicitar como para hacer un recuento de lo hecho hasta ese momento. Esta frase
cobra mayor sentido, por lo menos bajo mi punto de vista, cuando el aniversario
en cuestión tiene que ver con algo que sigue sin ocupar el lugar que le
corresponde dentro del imaginario cultural de nuestro país. Me estoy refiriendo
al considerado noveno arte, el cómic, el tebeo, o cualquier otra definición a
una historia contada mediante el uso del lenguaje secuencial.
La verdad es que, si celebrar un cuarenta aniversario en
cualquier disciplina es algo más que encomiable, celebrarlo al frente de una
página dedicada al mundo del cómic, casi que se me antoja una hazaña sin
parangón en un país como el nuestro, más dado a las acciones puntuales que a un
análisis continuo de lo que es en realidad el noveno arte.
No obstante, la carrera profesional de Manuel Darias como
divulgador de esta disciplina artística es uno de los mejores ejemplos de cómo
se debería tratar los tebeos en un país que pasó de publicar millones de
ejemplares semanalmente a, literalmente, tirarlos en el cajón del olvido.
Afortunadamente para todos aquellos que han podido disfrutar con el trabajo de
este magnífico divulgador cultural, Manuel Darias no ha cesado en su empeño de
contar todo aquello que mereciera la pena de ser tratado en el mundo gráfico,
ya fuera de creación nacional o internacional.
Además su labor no se ha limitado a la escritura, sino que,
también, fue el responsable de la organización de los primeros salones
internacionales de cómic de Santa Cruz de Tenerife, un testigo que, luego, fue
recogido por distintas personas hasta que el organismo de quien dependía
decidió prescindir de él sin causa justificada, y antes de la crisis económica
en la que estamos inmersos.
Sea como fuere, Manuel Darias, premio del salón del cómic de
Barcelona a toda una labor de divulgación, ha logrado, tras cuarenta años de
carrera profesional, convertirse en un auténtico referente cuando se habla de
la divulgación del noveno arte y sin necesidad de exhibir los vistosos plumajes
–y buena parte de la intransigencia- que demuestran otros compañeros de
profesión.
Tan solo me queda lo siguiente por añadir: ¡Enhorabuena,
Manuel Darias! Esperamos poder celebrar tus bodas de oro profesionales. Gracias
por todo y un fuerte abrazo.
La caricatura de Manuel Darias es obra del dibujante tinerfeño
Eduardo González, quien amablemente me la ha cedido para ilustrar esta reseña
©
Eduardo González 2013
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