El día 17 de abril del año 2008 tuve la increíble, pero
cierta, experiencia de pasar buena parte de la tarde en compañía del genio y
creador cinematográfico Ray Harryhausen. Para mí, como muchos otros, incluyendo
a mi buen amigo –y mejor persona- Patricio García Ducha-, Ray Harryhausen fue
esa persona que nos llevó a mundo poblados por dinosaurios, nos mostró la ruta
que recorrió Simbad el marino en algunos de sus intrépidos viajes, o nos puso
los pelos de punta al ver cómo Jasón debía enfrentarse a una legión de
implacables esqueletos, sin más ayuda que la de su espada y astucia, mientras
aprendíamos a ser personas en un mundo como el nuestro.
Su capacidad por insuflar vida a criaturas como la letal
Medusa o el destructivo Kraken, personajes que aparecieron en Furia de Titanes,
una de sus mejores y más ignoradas películas, por lo menos cuando llegó a los
cines en los años ochenta, nunca dejó de sorprendernos, sobre todo a quienes la
edad no nos ha restado capacidad para soñar ni de disfrutar de este tipo de
propuestas.
Cierto es que, con la llegada de la revolución digital, el
trabajo de Ray Harryhausen quedó postergado a una reliquia del pasado, aunque
muchos de los efectos que aparecen en El Imperio Contraataca y de El Retorno de Jedi utilizaban la misma técnica de animación “Stop motion” que anteriormente
utilizara Ray Harryhausen en sus producciones. Sin embargo, quienes sí saben
del tema –no los oportunistas de rigor- continuaron valorando y alabando el
trabajo, y el legado de Ray Harryhausen, una circunstancia que, como es lógico,
no sucedió en un país tan mediocre-culturalmente hablando- como el nuestro.
Aún recuerdo las incongruencias de quien le hiciera de
intérprete a Ray Harryhausen en el evento en el que lo conocí, alegando que la
gente no pedía entrevistar al genial creador, porque estaba ya muy mayor. Ya se
sabe que ignorantes los hay en todos sitios, pero en aquella ocasión no me
callé y, después de decirle precisamente eso, que era un IGNORANTE, le aseveré
que en cualquier otro sitio, los supuestos profesionales que cubrían el evento
estarían haciendo cola para entrevistar a Ray Harryhausen en vez de estar
haciendo el payaso en cualquier otro sitio.
Lo cierto es que ya hace tiempo que no me preocupo por los
que me rodean a nivel profesional, al igual que ellos hacen con el resto, salvo
con los que suelen ir en comandita a todos sitios. Además, sé -porque me lo han
dicho- que mi trabajo vale menos, porque a) trabajo en medios locales y b) trabajo
en medios digitales.
Otra cosa es que solamente unos pocos escogiéramos una de
las últimas oportunidades que se nos brindaba para conocer a quien le dio al
séptimo arte una capacidad infinita de soñar y vivir mundos, situaciones e
interactuar con personajes que sólo formaban parte del imaginario de nuestra
sociedad contemporánea. No lo entendí antes ni ahora, por mucho que al
entrevistar a Ray Harryhausen muchos no pudieran desplegar sus “plumas de
todopoderosos entendidos en la materia” y debieran ponerse un poco más serios, ante
la entidad profesional de un creador con mayúsculas como lo era Harryhausen.
El caso es que, mientras acudía a la entrevista, recordé
cuando Tom Hanks dijo que la película más importante de la historia no era la
siempre sobrevalorada Citizen Kane, sino Jason and the Argonauts, película en
la que se ve la secuencia del mítico Jason con los implacables esqueletos. Yo
estaba y sigo estando de acuerdo con esa afirmación y así se lo dije a Ray
Harryhausen nada más sentarme con él. Sé que no es la mejor presentación del
mundo, pero él se rió y, a partir de ahí, pasamos más de una y media hablando
de su trabajo, de sus experiencias, de aquellos momentos en los que se sintió
orgulloso del resultado final y aquellos en los que, como le suele pasar a
cualquier creador, las cosas no salieron como él hubiera querido.
Les puedo asegurar que tras casi tres décadas, decenas de
entrevistas y encuentros con directores, actores y productores, aquella tarde
con Ray Harryhausen ocupa el primer lugar en mis recuerdos profesionales, no
sólo por la calidad de su trabajo sino por su forma de contarnos las cosas, el
tono que utilizó y la gentileza y paciencia que demostró en todo momento,
después de haber pasado parte del día hablando con quienes, como Patricio y yo,
no quisimos desaprovechar una oportunidad como ésta.
Lo cierto es que aquel evento me brindó la doble oportunidad
de conocer no sólo a Ray Harryhausen, sino a Jean Giraud –Moebius- otro de los
grandes creadores de la cultura contemporánea. De ambos aprendí muchas cosas,
pero sobre todo lo siguiente: uno NUNCA, NUNCA termina de aprender y siempre
debe tratar de ser mejor profesional y persona, cada día, sin importar lo que
puedan decir y hacer los demás. Importa lo que uno cree, aquello que le motiva
cada mañana y el afán de superación que se convirtió en el sello personal de
Ray Harryhausen, gracias al cual millones y millones de niños soñamos, nos
asustamos, reímos y crecimos.
Con su muerte, el mundo es un lugar peor de lo que ya lo es,
pero siempre nos quedará su legado, por lo menos a quienes no nos pesa, ni la
edad, ni el ambiente, ni las plumas de egocentrismo ignorante del que tantos
hacen gala.
Descanse en paz, señor Harryhausen y muchas, muchas gracias
por todo, de verdad.
En foto que abre esta reseña, están sentados, de izquierda a derecha; Patricio García Ducha, Ray Harryhausen y yo mismo, durante la entrevista que se comenta en estas líneas.
Descanse en paz. Hace poco anunciaron en la tele FURIA DE TITANES una pelicula a la que tengo una especialmente querencia, pero se trataba de ese bodrio digital nuevo que han sacado. Me avalance a mis colecciones y la vi de nuevo, la clásica, la de Harryhausen. Con su buho mecánico del que en la nueva versión hacian chufla. Al enterarme de la noticia de su fallecimiento me sentí como si un amigo se pasara Por casa a despedirse. Por suerte aun su legado pervive, no duden en ver el canal de un tal Patric Boivin tanto en youtube como en vimeo. No son aun grandes obras pero demosle tiempo.
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