Hace seis años
acepté el reto de hacerme cargo de una sección dedicada al mundo del cómic, no
sólo hablando de series, autores y editoriales, sino comentando algunas
interioridades del mundo del fandom.
Seis años
después, este blog tiene más de doscientas entradas y más de veinte mil visitas
a lo largo de su historia. Una vez que me planteé celebrar este sexto
aniversario fueron varias las opciones que barajé, pero, dado que este año ha
sido un año de puntos y finales, me gustaría dejar claras algunas cosas.
Una de las cosas
que se han terminado, aunque esto ya lo dije hace dos años, ha sido mi
participación en cualquier tipo de evento comiquero que se organice en las
islas canarias. El punto y final lo ha puesto el Gran Canaria ComicFest 2013,
evento al que asistí, única y exclusivamente, porque Juan Pedro Rodríguez
Marrero- su director y una de las pocas personas a las que respeto dentro del
mundo del fandom a nivel nacional- me lo pidió.
Yo ya sabía lo
que me iba a encontrar antes de poner el pie en el Gran Canaria Espacio Digital
y, salvo honrosas excepciones, no me equivoqué. Es más, sin tan siquiera haber
aterrizado en las islas, me di cuenta de lo poco que servía una década de
trabajo, medio millar de artículos, diez libro y medio centenar de exposiciones,
además de mi obsesión por la documentación y cierto academicismo. ¿Por qué lo
sé? Pues, porque me hicieron cambiar un dato específico e importante, dato que no era un delirio por mi
parte, sino contrastable por personas tan reputadas como el crítico y
documentalista de cómic norteamericano Paul Sassienie, autor del libro The
Comic Book, una de las mejores guías que se han escrito en los últimos treinta
años sobre la historia del cómic contemporáneo.
El problema es
que se me olvidó que, en un centro público, vale más la opinión del que manda
que un trabajo bien hecho y bien documentado, que no arbitrario, ni caprichoso
–como llegaron a decir.-
Eso sí, no les
importó que yo pagara –incluyendo los taxis y una cena a la que acudimos tanto
invitados como curritos- y cediera el material que pagué y cedí para organizar
el evento. Faltaría más.
De todas formas,
y vuelvo a repetir, veinticinco años te enseñan cuándo le caes rematadamente
mal a alguien y esa persona hace todo lo posible por que te sientas bien a
disgusto, cuando lo único que pretendes es hacer tu trabajo.
En el extremo
contrario diré que, trabajar en el Gran Canaria ComicFest, me permitió volver a
colaborar con el ya mencionado director, Juan Pedro Rodríguez Marrero, sino el
conocer a personas tan válidas como a la diseñadora Bárbara Luego, o a la dibujante Yesenia
Acosta, una de las responsables del YESLAND Studio.
Todo lo
anteriormente dicho se puede resumir en el energúmeno que puso el evento en
general, y a mi persona en particular, a la altura de los pies de los caballos,
pero cuando escribí una sensata, pero grauchiana, réplica en su blog se negó a
publicarla, por el artículo 25, que dice "no la publico, porque no me gusta que
me lleven la contraria". Artículo muy en boga, también, en los centros públicos
de las islas.
El otro punto y
final que me gustaría comentar tiene que ver, casualmente, con los seis años en
los que he formado parte de los escritores que trabajaban para la Editorial
Dolmen. Lo cierto es que este último año lo he pasado en dique seco y lo único
que he podido publicar ha sido un artículo, en la revista mejicana
Comikaze,
relacionado con el libro sobre el guionista Robert Kirkman, libro que escribí y
publicó la editorial Dolmen en el verano del 2011. Mi situación este último año
ha tenido que ver, únicamente, con la realidad del mercado editorial español.
Sin embargo, debí aceptar que tras seis monográficos, dos Pretextos Dolmen, un
libro sobre una serie de manga/anime, y mi participación en el enciclopédico
ensayo sobre Los Vengadores, además de una docena de artículos en la revista
Dolmen, mi tiempo dentro de la editorial se había terminado.
Salvo algunas
experiencias no muy gratas -fundamentalmente durante la redacción y posterior corrección del libro de Los Vengadores, momento en el que asumí que yo era el
outsider recomendado por el editor, dado que no tengo relación directa con
ninguno de los otros escritores del libro- mi estancia dentro de Dolmen
Editorial ha sido muy buena, tirando casi a genial. No solo no he tenido
problemas con mis editores, sino que he podido tratar los temas que he querido
con alguna salvedad relacionada con exigencias de la propia editorial.
Al final me
gustaría pensar que he aportado algo bueno a la línea de libros teóricos de
Dolmen Editorial, aunque ahora mismo el mercado no esté para dar cabida a
escritores de mis características. Ahora me toca continuar mi trabajo en este
blog, así como en la sección de cómic del magazine Tumbaabierta.com, y en el
blog de Dos Ningunos de Dudosa Reputación, aparte de desarrollar mi labor
organizativa muy lejos de las islas.
No todo ha sido
malo, ni muchísimo menos, pero mi nivel de tolerancia ante los desprecios,
ninguneos y exigencias caprichosas de quienes, en un centro público, se creen
con el derecho de comprar tu alma, cuando solo están pagando por un trabajo, ha
terminado. ¡Salve y que ustedes lo pasen bien, y yo no lo vea!
PD: el dibujo que
acompaña a esta reseña es obra del diseñador, dibujante y responsable del
magazine fantástico www.tumbaabierta.com,
Daniel Fumero Jiménez. Se trata de una portada inédita y que se llegó a barajar
para ser la cubierta del monográfico Dolmen# 12, dedicado al dibujante Todd
McFarlane, durante la primavera del año 2006. Al final se decidió utilizar una
imagen del vecino arácnido pero, pese a la negativa, la calidad del trabajo de Daniel Fumero Jiménez
está fuera de toda duda y no se me ocurre mejor imagen para ilustrar este
artículo que dicha imagen.
© Daniel Fumero
Jiménez, 2013
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